čtvrtek 9. srpna 2018

Biútifl áis, biútifl leidy: El piropo cubano


Aunque no te lo pida, con tanto gusto opinas de mí. Sobre mi cuerpo, sobres mis ojos, sobre los hijos que podrían salir de nosotros. Sin que yo tenga el mínimo interés de conocerte, ni de saber lo que piensas de mí.

Aunque no lo busque siempre me esperas en la calle. A cualquier momento del día y en cualquier lugar.


Aunque quiera simplemente llegar del punto A al punto B, aunque vaya paseando despacio o con prisa, aunque lleve falda corta o larga, realmente no importa. Para todo tienes respuesta.

Pero ¿sabes que con tus comentarios no solicitados no me subes la autoconfianza, ni me mejoras el día? Simplemente comunicas tu supuesto poder sobre mí. Sobre mí como caminante en el espacio público que tú, desgraciado, crees dominar.

Ya aprendí a intuir cuando escupirás de tu boca otro juicio sobre mi cuerpo y me pongo nerviosa. Es como una de esas nubes de peste que flotan en las calles habaneras. Sabes que da asco, pero ya que tu camino va por allí, tienes que atravesarlas. Pues así me siento esperándo otro comentario que está por venir. Creo que tú lo sabes. Y que te gusta. El hecho de hacernos sentir como animales cazados.

No estás acostumbrado a que te respondan. Si lo hago, me convierto en mala mujer, lesbiana o cualquier otra cosa que se te ocurra llamarme. Me imagino que te preguntas ¿cómo es que me atrevo a rechazar en voz alta tu piropo benévolo? ¿Cómo puedo no sentirme agradecida por tus apreciaciones de mi cuerpo?

Sabes, me atrevo, porque tengo fe en que cada vez habrá más mujeres que se harten, que estén cansadas y que se confronten con tu estupidez. También me atrevo, porque creo que las masculidades arcaicas (gracias por introducirme este término tan acertado) ya deben salir de moda, aunque estén apoyadas por las penosas letras de reggaetón. Incluso creo, que ni los machos arcaicos trataban la mujer con tanta falta de respeto como lo hace el machito cubano moderno.