pondělí 13. března 2017

Gracias, Germina. Adiós, Xpujil.

Seminario popular "¿Por qué somos pobres si somos ricos?",
otro evento dónde nos sorprendió el interés de la gente.
Aunque mi estancia como voluntaria en el Centro Cultural Germina oficialmente terminó hace tres semanas, eso no significaba que no nos volvamos a encontrar. La primera “excusa” que apareció hace más de un mes era el día internacional de la mujer. Para ese día quisimos hacer una marcha feminista y taller para lxs adolescentes y me parecía que no me lo puedo perder. Al final la idea de un taller se multiplicó por tres y al taller de género que planificamos para el 8 de marzo se sumaron un taller de reciclaje y educación ambiental y otro dedicado al amor tóxico.


Taller de reciclaje y de educación ambiental.

En algunos momentos antes de que se hayan realizado los talleres dudaba sobre si habrá asistencia y si el pueblo se va a interesar. ¡Xpujil sorprendió en grande! Junto con la coordinadora del centro, Sara y con la voluntaria actual, Laura, íbamos invitando y avisando como pudimos y creo que la asistencia nos sorprendió a todas. Al final, el día de sábado hemos logrado reciclar y, con apoyo importante por parte de Frida (¡gracias!), tener una charla dedicada a la biodiversidad y conservación del medio ambiente. El martes hemos hablado sobre el amor en su variedad sana y tóxica y debido al apoyo de Jorge (¡gracias a tí también!) se sumaron al público de la secundaria también lxs estudiantes de la universidad. Nuestras ganas de hacer el día de la mujer “algo grande” se cumplieron de maneras distintas a las esperadas. Aún así hemos disfrutado de formar la parte reivindicativa de la marcha por el día internacional de la mujer y luego de impartir el taller de género con público literalmente “cazado” a última hora justo antes de impartirlo. ¡Gracias, Sharon, por estar ese día y compartir en el taller!

Charla con lxs adolescentes "Hablemos del amor".
Esta semana que pasé en Xpujil me hizo ver cuanto realmente aprecio mi tiempo vivido allí. Y no es poco. Era una buena oportunidad para recapitular y cerrar la experiencia. Estas son las conclusiones a las que llegué. La parte de ser profesora de inglés no siempre fue fácil. Sobre todo al principio del año cuando después de regresar de las vacaciones como si la regularidad que por fin se estableció antes de las navidades nunca hubiera existido. Se tuvo que volver a empezar por segunda vez. Aunque algunxs alumnxs decidieron abandonar las clases definitivamente y otrxs tomaron su tiempo para regresar, también aparecieron unas personas nuevas con interés de involucrarse. En aquellos momentos me di cuenta que volver a impartir la primera clase tantas veces sin realmente saber si la persona está dispuesta a seguir puede resultar algo frustrante. La continuidad que es imprescindible para poder enseñar de manera constructiva un idioma a un grupo de personas es un factor casi imposible de controlar en este contexto. Y en vez de querer controlarla hay que armarse con buena dosis de paciencia, la cual, no voy a mentir, a veces me faltaba.

Momentos disperos :D
Este era el lado real (fuera de los unicornios y colores rosa) que costaba trabajo. Más allá de él se encuentra el compartir, crear lazos y aprender mucho. En la dinámica de la clase se aprende como persona y como profesora. Se aprende a escuchar mejor, adaptarse más, abrirse y dejarse guiar por el instinto que muchas veces me valía más que haberme preparado la clase hasta el último detalle (que no voy a mentir, pocas veces lo hacía). Se aprende de los altibajos de lxs estudiantes a explicar con paciencia y a dejar que el espacio sea seguro para compartir cualquier duda. Y sobre todo, más tarde o temprano se acaban compartiendo trocitos de las vidas personales y se crean lazos y amistades. Por lo tanto, ser profesora es una experiencia que fácilmente le vuelve loca a una, pero también se puede disfrutar mucho.


El día internacional de la mujer, 8 de marzo.
Estar en Germina, que es un espacio de cultura, oficina compartida, lugar de encuentros, casa de lxs voluntarixs y mucho más era un gusto. Disfruté mucho de poder contribuir con ideas que se me ocurrían y de poder compartir con las personas que están alrededor del centro. Todas las conversaciones repletas de pensamiento crítico me han abierto los ojos en muchos aspectos, me han inspirado y pude aprender sobre varias realidades de México (.. y del mundo) escondidas a primera vista. Por lo tanto, gracias Germina y gracias a todas las personas con las que tuve la oportunidad de compartir mi tiempo en Xpujil.